EDITORIAL: Dr. Mario Armando Barrera.
Neurocirujano Infantil.
Especialista en Pediatría.
Post grado en Atención Primaria de la Salud.
Buenos días un nuevo encuentro,
hoy orgulloso de ser parte…
Haciendo historia…
Hace un poco más de un año les
contaba sobre Raimond, un pequeño luchador, que nos había propuesto muchos
desafíos como equipo, y nuestra felicidad radicaba en que todo lo hacíamos para
darle una oportunidad a ese bebé por nacer, ofrecerle la mejor calidad de vida
posible.
El equipo de Medicina Fetal con
base en el Hospital Materno Neonatal, es el motor aglutinante, su formación
continua, integrando a las diferentes especialidades, logrando un equipo multi
e interdisciplinario, es el mayor responsable del crecimiento.
Ateneos, que nos permiten discusiones
apasionadas, basadas en la formación académica y la experiencia de cada uno de
los integrantes, llegando a lo que creemos, es lo mejor para la paciente
embarazada, él bebé y su familia.
Hace ya largo tiempo, alentamos
un parto más respetado y humanizado, que la madre se sienta acompañada no
invadida, que el papá se sienta parte involucrada… y lo seguimos practicando
con severa autocritica, siempre hay para mejorar, es un continuo aprendizaje…
Esta es una historia con dos
finales, que por supuesto presentó nuevos desafíos, y sin pecar de vanidosos,
pienso, estamos haciendo historia… que orgullo pertenecer a este equipo… cuando
miro hacia atrás, me doy cuenta lo que ha cambiado la medicina en estos diez
años… lo que ha cambiado el hospital, hoy hablamos del Parque de la Salud y de
la integración de todos los profesionales que allí trabajamos.
Les decía, esta es una historia
con dos finales, finales fuertes… Hace un tiempo comenzamos a atender a una
pareja joven, una mamá de 23 años, con un hijo de 3 años, embarazada, seguida
por equipo de Medicina Fetal, ya que las ecografías habían revelado una
hidrocefalia severa ( les recuerdo que quiere decir que prácticamente no se
formó el cerebro del bebé y se encuentra mayor cantidad de líquido que lo normal),
macrocefalia (la cabeza más grande que lo normal) tuvimos nuestra primera
entrevista, donde le explicamos, de que se trataba la patología y como siempre
aconsejamos llegar al final del embarazo y una vez que nazca el bebé veremos
cómo ayudar.
Aquí el primer desafío, sabíamos
que el pronóstico del bebé era muy malo… con escasas posibilidades de vida
fuera de la panza de la mamá, a pesar de nuestro mayores esfuerzos… había que
informarlo, a los padres y la familia… Situación por demás angustiante para el
equipo, que se conforma con un médico de cada especialidad y la asistencia del
psicólogo que nos ayudara a todos, propios y extraños a procesar la información
y prepararnos de la mejor forma.
El bebé tuvo en las últimas
semanas del embarazo un crecimiento mayor de lo habitual, desproporcionado, con
un tamaño gigante de la cabeza que ocupaba la mayor parte del útero, que por
sus medidas era imposible realizar una cesárea convencional para poder sacar al
bebé y mucho menos un parto… segundo desafío.
Nueva reunión de especialistas,
discusión del caso, cada uno aportando lo mejor… Nuestro objetivo había
cambiado, superando el dolor que significa lo poco que podíamos hacer por el
bebé, más allá del confort y acompañamiento, nuestra mirada se dirigió a
preservar la vida obstétrica de la mamá… dicho de otra forma teníamos que
pensar, que hiciéramos lo que hiciéramos, esa mamá tenía que tener la
posibilidad de un nuevo embarazo, y que ese embarazo no fuera de alto riesgo,
por la conducta que tomáramos.
Para clarificar, el útero es un
órgano muscular, responsable de albergar al bebé por nacer, que aumenta su
tamaño a medida que este crece, y cuando se realiza una cesárea, la incisión se
hace en determinada porción puesto que si el corte se hace en cualquier lugar,
al quedar una cicatriz se convierte en una zona muy débil y podría abrirse en
futuros embarazos y ser considerados de alto riesgo, incluso no llegar a término.
La única alternativa a la que
llegamos era, realizar una punción transabdominal, transuterina, trasnscraneana
bajo control ecográfico… es decir una punción a través de la panza de la mamá,
de su útero y de la cabeza del bebé, con guía ecográfica, para extraer líquido
y lograr disminuir el diámetro de la cabeza del bebé, para que la cesárea
realizada a continuación no pusiera en riesgo la vida de la mamá, su condición
obstétrica en el futuro, como también la vida del bebé… El final de la
historia, dirá que cumplimos con cada uno de los pasos… dirá que la mama está
en buenas condiciones, elaborando el duelo psicológico de lo sucedido… él bebe
solo vivió algo más de 24 has.
Pero hay otra historia… una
historia que habla del compromiso, de la calidad profesional y humana del
equipo de trabajo, acompañando a la mama durante el procedimiento, habían
obstetras, anestesistas, ecografistas, neonatologós, neurocirujanos,
instrumentadores quirúrgicos, enfermeros cada uno esperando su momento en la
intervención… sin dudas para destacar la presencia del psicólogo al lado de la
mamá, desde su ingreso hasta la salida, logrando con su trabajo, la paz
interior necesaria durante todo el procedimiento…
Como equipo, satisfechos con
nuestro trabajo… dando pequeños pasos, dejando huellas en el camino… sin dudas
vamos haciendo historia…
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