EDITORIAL: Dr. Mario Armando Barrera.

Buenos días! Luego de cierta ausencia retomo el contacto, hoy una nueva historia de vida... Raimond...
Raimond un luchador, el amor como motor para superar adversidades...
Existe una patología denominada Encefalocele, que en castellano quiere decir, que el cerebro o una parte de él, se formó fuera de la cabecita del bebe y está conectado al interior por un defecto óseo (agujero en el cráneo). Y que según su ubicación se denomina frontal, occipital etc.
Su corrección es quirúrgica, una gran cirugía reparadora, que busca poner cada cosa en su lugar, desde el punto de vista neuroquirugico una técnica muy rica, muy artesanal.
La historia de Raimond, comienza con el embarazo de una joven mamá, el abandono de su pareja y el apoyo incondicional de la abuela materna.
En sus controles ecográficos, se descubre esta malformación, por lo que comienza su seguimiento con el Equipo de Medicina Fetal, grupo multi e interdisciplinario del Hospital Materno Neonatal... Trabajo tan grande como silencioso... Con la ayuda de Salud Mental, comienza el camino de aceptación, de comprensión, de interpretación de la probable solución, y por sobretodo del pronóstico.
Todo esto se desarrolla durante el embarazo, puesto que debemos esperar el nacimiento, para evaluar el tratamiento.
Llego el día, se realizó la cesárea, y pudimos apreciar que el defecto era mucho mayor de lo estimado, y que corría riesgo su vida, pero su vitalidad nos decía que estaba dispuesto a dar pelea...
Hable con la mama de los riesgos, (respetando su convalecencia) mucho más le explique a la abuela...
Durante la cirugía decidimos, que por ahora lo más importante era cubrir con la piel el defecto, poco más podíamos hacer por dificultades técnicas quirúrgicas (que no vale aclarar). Había superado ese primer evento. Su recuperación era satisfactoria, se alimentaba, aumentaba de peso... pero la herida quirúrgica no estaba en buen estado y termino abriéndose por completo... había fallado nuestro cierre...
Con el sabor amargo de no lograr nuestro objetivo, propusimos una nueva cirugía para intentar el cierre, nunca deje de expresar a la mamá y la abuela, que era un paciente con riesgo de vida, en grave estado... Difícil de entender, puesto que Raimond, cada día estaba mejor, seguía creciendo, sin infecciones, era un bebe sano...
Fracasamos en nuestro segundo intento... Pero él seguía en buenas condiciones, como producto del cuidado de su mamá... Todos lo conocen, todos coincidían que él estaba tan bien por el amor con que lo cuidaba su mamá... a pesar de nosotros... Su mamá y su abuela siempre nos expresaron su confianza... y Raimond era un poco el hijo de todos... Pedí la ayuda de los cirujanos plásticos, Dr. Kramer, Dr. Fumeketer, Dra. Ojeda... Aceptaron el desafío, lo operamos durante más de cuatro horas, primero cerramos el defecto craneal, mediante el uso de una malla y luego el equipo de plásticos, realizo un gran colgajo de piel de la espalda, para cubrir el faltante de la cabeza... Cuando terminamos y aunque debíamos esperar 48hs para saber si lo habíamos logrado... estábamos felices... un gran trabajo en equipo, nos hacían sentir que más allá del resultado, habíamos puesto lo mejor de cada uno... y eso nos daba paz interior...
El final de la historia cuenta, que Raimond un luchador, motivado por el amor de su joven madre, esta de alta en su casa, disfrutando de los mimos de la abuela...
La otra parte de la historia, es la satisfacción del gran grupo de profesionales que intervino, todos preocupados, comprometidos, sintiéndose un poco papás y mamás de Raimond... El día que se fue de alta, recibí un mensaje... La jefa del quirógrafo del Hospital Materno Neonatal...”Doc. se fue Raimond de alta...Bendiciones” Vale como muestra de lo que significó para todos nosotros...

EDITORIAL: Dr. Mario Armando Barrera.
Neurocirujano Infantil. Especialista en Pediatría.
Post grado en Atención Primaria de la Salud.
FUENTE: Ministerio De Salud, Provincia de Misiones.


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